Estores

Aunque es posible colocar los estores tanto el techo como en la pared, lo más habitual es situarlos en ésta última, concretamente en el espacio que queda entre el techo y la ventana. No obstante, es recomendable que consultes la forma de instalación con profesionales que se encarguen también de llevarla a cabo teniendo en cuenta tus gustos y necesidades, ya que en ocasiones aparecen particularidades que hacen más conveniente un emplazamiento u otro.

El tamaño de los estores está muy relacionado con tus gustos decorativos, si bien lo más común es añadir unos 10 o 15 centímetros de sobrante por ambos lados de la ventana o, como mucho, 20 centímetros, aunque esta opción es menos frecuente. Lo mismo sucede con el sobrante inferior cuando el estor esté extendido, aunque como en este caso se trata de una longitud regulable, no es necesario prestarle atención.

En cuanto a la distancia de colocación, del mismo modo que anteriormente indicábamos que el lugar más habitual era en la pared, en el espacio entre la ventana y el techo, también podemos especificar el punto exacto en el que se suelen instalar los estores. Generalmente, unos 15 centímetros por encima de la ventana es la medida estándar, pero es importante consultarlo con un profesional para contemplar todos los factores que influyan en la instalación.

Por lo general, los estores están pensados para dejar pasar la luz al mismo tiempo que preservan la privacidad en las estancias que quedan al interior de la ventana. Sin embargo, en muchas situaciones es posible que busquemos una opción que tampoco deje pasar la luz, por carencia de persianas o por cualquier otro motivo; en este caso debemos instalar estores opacos, los cuales son más gruesos y están fabricados en otros tejidos.

Entre los principales tipos de estores encontramos dos grandes familias, como son los enrollables, donde encontramos, entre otros, los de tipo lapa, los screen, los translúcidos o los opacos y los enrollables noche y día. Por otra parte, entre los estores tradicionales, podemos clasificar los que carecen de varillas -habitualmente conocidos como paqueto- y los que las tienen, que son los plegables.

En el lado opuesto a los estores opacos nos encontramos con los estores translúcidos, que dejan pasar la luz. Ahora bien, es muy común generalizar en esta tipología como si todas las opciones dejaran pasar la misma cantidad de luz, cuando en realidad no es así, ya que ésta es una característica que depende en gran medida del tejido escogido en la fabricación de cada estor, por lo que merece la pena tenerlo en cuenta.

Una de las preocupaciones y dudas que más se repiten a la hora de escoger un estor reside en el espacio que ocupará sobre la ventana. Y es que, a veces por necesidades de espacio y otras veces por estética, es importante conocer cuánto sobresale un estor enrollable de la pared. Pues bien, cuando están enrollados, que es cuando más espacio ocupan, suelen medir un máximo de 7,5 centímetros.

Como decíamos anteriormente, los estores translúcidos son los que dejan pasar la luz, pero existen diferentes intensidades en función del tejido. Esto se mide a través del grado de apertura de un estor, que se calcula mediante el porcentaje de orificios del tejido, de modo que nos permite obtener datos aproximados de la protección solar, la transparencia y la cantidad de luz que deja pasar el cerramiento.

Una de las principales ventajas de las cortinas de cristal reside en sus pocas necesidades de mantenimiento. No obstante, la limpieza es algo esencial para mantener la higiene y la estética, y para limpiar las cortinas de cristal basta con emplear el mismo sistema que utilizas para cualquier otra ventana, pero con la facilidad de que puedes girar las hojas sobre sí mismas para tenerlas siempre de cara.